Vi la luz al final de su mirada
En cada pasillo que su luz me guiaba,
No quería perderla, dejar de verla
Como el mar, que se traga una perla
Otra vez sería el no tenerla,
No parecía haber vida fuera de ella,
Marcando con el amanecer cada paso
Irradiando felicidad hasta en el ocaso,
Guiñó el ojo a la buenaventura
Otorgando cada placer
Trataba con desmedida dulzura
A aquel que la sabía querer,
Imposible no llorar con su lejanía
Detestaba verla tan separada
A pesar del amor que nos unía.
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