sábado, 7 de septiembre de 2013

Viaje al interior IV: oscuridad propia

Subía maleta en mano
Y allí arriba halló pasillo iluminado
Un cartel en la pared pegado
Rogaba cerrar la puerta que separaba
El salón de recepción
Con la estancia y dormitorio al que había llegado,
Comprendió así que esta primera puerta
Su habitación sería, con precaución
Y gran silencio aproximó la cabeza a la madera
E intentó oír algo de movimiento,
Mas nada podía escuchar
Si aún no sabía qué buscar,
Sin más detenimiento agarró el picaporte
Y movió con cuidado la puerta
Pasando en silencio a la estancia del norte,
Dejó su maleta junto a la cama
Y sin querer hacer nada cayó en ella rendido...
Cuando el ruido le despertó
No era consciente de cuánto tiempo pasó
Gente hablando y conversación
Que rápidamente prestó atención,
Mas decidió llegar al fin del pasillo
Siguiendo el habla de aquella gente
Y preguntarles por su estancia en el castillo,
Con tales preguntas fue fijándose
En aquellas misteriosa puertas
Que imaginó ser el dormitorio de los otros huéspedes,
Escaleras abajo y a un salón llegó
Allí descubrió, el origen de tal algarabía
En la que con un saludo interrumpió.

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