Enfiló aquel quebrado sendero
Que aunque fuese pedregoso y duro
Guiaría a cada viajero
A aquella fortificación de pasillo oscuro,
Os contaré con adelanto
Que aquella casa de encanto
A cualquiera nos recordaría
Al miedo y al espanto
De comedores donde el techo es infinito
Y la única luz que existe
Es una vela moribunda
Creadora de sombras que atenazan
Con pasos extraños y tablas que crujen
Por donde los huéspedes pasan,
Nuestro chico encaminose a la puerta
Y tras tantear todo saliente
Comprobó que se deslizaba
Con un don indiferente
Aquella compuerta de castillo
Por donde entraba poca gente,
Con el paso a esta primera estancia
Advirtió la escasez de luz
Y un latir interno ardiente
De miedo oscuro y cierta mesa enfrente,
Registraba con la mirada
Lo que a un salón de recepción semejaba
Y halló entre tanta pared de piedra
Cuadros, fotos y algunos muebles
Que cubrían la estancia como una hiedra,
El olor a cerrado era algo normal
Y advirtiendo un papel en la mesa central
Pensó en ser él el destinatario
Y avanzando con precaución
Depositó la maleta en el suelo
Y comenzó a leer con imaginación.
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